Ningún
padre, ninguna madre, están preparados para ver morir a un hijo. Y si ese hijo
apenas tiene 20 años, mucho menos, porque no ha vivido lo suficiente
Carmen Guédez-Da Silva
24 02 2021
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Camino al kiosco del abuelo y del tío - Fotografía: Carmen Guédez-Da Silva |
Qué dolor tan inmenso para su padre y para su madre, para sus abuelos y para toda su familia.
¿Qué decirles?
¿Que el tiempo cura todas las heridas?
A veces es mejor callar.
La comunidad santafesina está consternada y los apoya. No en vano, nuestras vidas -y las de ellos- han transcurrido en esta zona y hemos aprendido a querernos como vecinos. Miguel y Alfonzo son parte de Santa Fe. Se les aprecia inmensamente. Todos los acompañamos en su dolor.
Carlos
Alberto partió en un fin de semana destinado al disfrute. Un día que le hizo una mala jugada,
pero desde que nacemos, tenemos nuestro destino marcado y nadie lo puede
cambiar. Él se fue a jugar con las olas del cielo, en lugar del mar al que pensaba ir en unas vacaciones terrenales.
Descansa en paz, Carlos Alberto. Que Dios te cuide y le dé, a tu familia, la resignación para seguir viviendo.
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